Querido tal vez

En nuestro lugar de siempre, un día cualquier de un año venidero

Querido tal vez:

A veces me acuerdo de ti y me atraviesa una pregunta ¿y si…? y siento unas ganas irrefrenables de que tú también te acuerdes de mí y te asalte la misma duda. Me es inevitable y no tiene nada que ver con ser feliz o no, de eso estoy segura, aunque no tengo una razón que lo justifique. Quizás es porque lo inconcluso es eterno y nos hace vislumbrar una historia no ocurrida pero que podría haber sucedido, quizás es la morriña de tiempos más fáciles, quizás es porque soy un poco escritora, al fin y al cabo, y me gusta crear realidades diferentes, ni mejores, ni peores, sólo diferentes. Quizás es porque te vi hace poco, más feliz que nunca, más maduro que nunca, y como ocurre cada rara vez que nos cruzamos, nos dimos ese abrazo diferente que siempre nos hemos dado, desde siempre, desde que pudo ser y no fue. Porque nuestros roces nunca fueron amistosos, porque estaban cargados de esa electricidad que emana del deseo, porque los dos nos mirábamos diferente, con cariño sí, pero también con anhelo. Porque así siempre fue entre nosotros, diferente y único e inacabado. Porque éramos sin ser la pareja perfecta y no quisimos romper esa perfección que vivíamos complicándolo todo con una relación que requería etiquetas y traería exigencias, porque simple y llanamente, fuimos cobardes. Los dos lo fuimos. ¿Acaso no te has preguntado nunca qué hubiera pasado entre nosotros si nos hubiéramos arriesgado a perder esa sobrevalorada amistad? Después de todo, el tiempo y la distancia la echó a perder ¿éramos entonces tan amigos? Creo que no, que disfrazamos de amistad un sentimiento que ninguno fue capaz de declarar.

Mi parte egoísta te piensa recordando aquellas despedidas en la puerta de mi casa, sintiendo que nos sabían a poco y tú las revives como yo, cambiando el final por uno irreal y valiente, en el que el abrazo se extiende en el tiempo y traspasa la ropa y la piel. Y, sin embargo, no soy capaz de escribirnos una historia completa, con principio y fin, porque no quiero perder la magia de lo inconcluso entre nosotros, esta historia hermosa que sólo vive en mi mente y quiero pensar que en la tuya también, y tiene tantos finales como queramos darnos.

Creo que si volviera atrás sería menos cobarde, sí, me atrevería a poner en el filo de la navaja nuestra amistad y empezaría una historia contigo, aunque, tal vez, ésta nunca sería tan bonita como la historia que no vivimos.

Con amor siempre.